HUELLAS ESPECULARES

Patricia Tovar – LIBEN

LOS APRENDIZAJES, LAS EXPERIENCIAS GENERAN RECUERDOS, HUELLAS NEURONALES, PERO TAMBIÉN HUELLAS ESPECULARES. LA PLASTICIDAD CEREBRAL QUE PERMITE LA ADAPTACION, LA SOBREVIVENCIA Y LA TRANSFORMACIÓN DEL CEREBRO Y DE LA TOTALIDAD DE NUESTRO SER; GENERA TAMBIÉN ANTIMEMORIAS.

 

De acuerdo a las investigaciones realizadas en la Universidad de Oxford y en el University College London. Las antimemorias pueden entenderse como huellas de actividad eléctrica neuronal opuestas a las huellas neuronales que provocan las experiencias y los aprendizajes. De acuerdo con esta nueva teoría las antimemorias mantienen el equilibrio de la actividad eléctrica del cerebro (fuente: Newmind journal).

 

Si pensamos en la antimateria como una imagen espejo de la materia, de ese mismo modo existen las antimemorias. Es decir, para cada nueva conexión neuronal creada a partir de la experiencia en la formación de los recuerdos, se genera simultáneamente un patrón de actividad eléctrica neuronal opuesto a la “traza neuronal nueva”. El delicado equilibrio de la actividad eléctrica cerebral se debe también a la existencia de las antimemorias, así a la excitación eléctrica le corresponde una antiexcitación, y de la relación entre ambas se produce un equilibrio que evita la acumulación de excitación y mantiene la continuidad de la vida.

 

Me interesa plantear la posibilidad de “recrear las antimemorias” y plantear la pregunta ¿Es posible generar metáforas y representaciones simbólicas de la tensión existente entre la huella neuronal, la resignificación de una memoria y su huella especular o antimemoria? Para responder esta pregunta busco generar una serie de piezas escultóricas que presenten la materialidad o huella física, casi fetichista de un recuerdo relacionada con el sentido y las emociones vinculadas a esa memoria en particular. La metáfora de la antimemoria como un “negativo visual” de la huella concreta.

Los recuerdos y huellas que he elegido son tres:

 

1) El último regalo que me dio mi abuela y que es un tejido hecho con gancho, cuando ella tenía 97 años y casi no podía ver; Este objeto tiene una alta carga emocional y múltiples imágenes asociadas, las cuales serán exploradas y expresadas fotográficamente. Y al mismo tiempo produciré una imagen en negativo de la materialidad del objeto que será impreso también fotográficamente.

2) Un dije de coral negro que fue uno de los muchos regalos que recibí de mi hermano mayor cuando era niña, él falleció cuando yo tenía 13 años. He conservado este regalo durante muchos años y al igual que el tejido de mi abuela me ha acompañado en múltiples mudanzas. El procedimiento es igual al anterior.

3) Los restos de un audiocasete en el cual estaba grabada mi voz a los 3 años de edad cantando y contando cuentos y chistes. Una voz que revela mi ser y mi mente, pero el casete y la forma como fue hecha la grabación, así como lo que estaba grabado en el lado B, revelan algunos de los aspectos más disfuncionales de mi familia. Este casete fue destruido en un performance que yo misma hice con la intención de liberar mi voz del objeto como huella de esa infancia atrapada en la contradicción, liberarla para cantar nuevamente. Al mismo tiempo conservé ahora en un formato digital solamente el lado A, es decir mi voz de niña.

 

Estos tres objetos-huellas, por su trayectoria y valor simbólico tienen un nivel sagrado dentro de mi propia historia. En estas piezas los elevo a ese lugar y presento su memoria y antimemoria como una manera de hacer conciencia de la belleza que hay en la tensión de los opuestos, así como en la capacidad de resiliencia del propio cerebro.